Y va de nuevo…
(Basado en un texto del 09/08/2008)
el finissimo comentario
Este comentario va empapado de una total
ignorancia sobre el fútbol. No sé mucho de ese deporte, no sé qué tanto tenga
que saber sobre ese juego. Pero, escuchando platicas de todos los que se
sienten capaces de dirigir a una selección nacional, me di cuenta que el
racismo existe a muchos niveles.
No sé si el racismo sea parte de la
condición humana, pero me párese increíble que públicamente la gente se
pronuncie en contra de deportistas que ante una situación de mejora, decidieron
cambiar uno de sus estatus legales, por uno más favorable a sus intereses, con
el cual ganan muchos derechos y renunciaron a muchos otros en su tierra natal.
En México acostumbramos a decir que no es
racismo, simplemente discriminación, como intentando minimizar lo que al final
termina siendo desprecio a otra raza (o sea racismo). La intolerancia a los
Indígenas es la mayor muestra de racismo en el país, sin dejar atrás, el
desprecio que empieza a crecer en contra de los asiáticos y negros que con
intenciones de trabajar empiezan a llegar a la nación. Los optimistas pensamos
que poco a poco estas barreras se irán venciendo, pero los argumentos públicos
demuestran que será más difícil de lo pensado.
En pregunta a un antiguo entrenador de la
Sección Mexicana de Fútbol, Sven Goran Ericsson, con respecto a la adición de Naturalizados al
equipo, contesto con franqueza:
–Si quieren culpar a alguien, culpen a la “Secretaria de Gobernación” que les
dio Pasaporte de MEXICANOS.
Cuando
escucho a la gente reclamar sobre los Naturalizados en la selección, con argumentos
como: “ese no es el Fútbol que representa a los mexicanos”. Recuerdo un
discurso de ADOLF HITLER donde proclama: “¡Expulsemos a esos Polacos que
vinieron a poner sus panaderías aquí!, porque solo el pan que hacemos los
Alemanes es bueno para los Alemanes”. O tal vez siento que escucho a algún
miembro del KUKUS KLAN decir: “Matemos a esos negros Sangre de Conejo, que solo
le dan una mala imagen a esta tierra de libertad”.
Como lo dije
de antemano, desconozco las profundidades filosóficas del Fútbol, si es que las
tiene, tal vez estoy en un error, ustedes me dirán. Aun así cuando los escucho
en sus discursos racistas bien intencionados, siento la mismo que cuando veo a
una pareja en la Condesa, o en la Roma, rechazar con la mirada a un Indígena que
se atrevió a pasear por su colonia, y no me digan que no lo hacen.
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