miércoles, 25 de febrero de 2015

No Eres Tu Trabajo

Y va de nuevo…
24 ago 2009

Desde pequeños y con el afán de que le echáramos ganas a la escuela o a alguna otra actividad, se nos manejaba mucho la idea que “tú eras tu trabajo”. Que tenías que hacer un buen trabajo para ser respetado como una buena persona, porque si no, en cambio, sí realizabas mal tu actividad, serias considerado como un ciudadano poco honorable (siempre quise escribir: "poco honorable").

Una idea sencilla, básica, tan básica que parecería imposible descartarla como cierta; y como es común, lo tomamos todo demasiado literal y empezamos a juzgar y clasificar a las personas por solo algunas de sus acciones. Y así nos pasamos la vida juzgando, empezando por el maestro “culero” que nos réprobo, según él para que no se pierda el nivel y el Ingeniero “sin ética ni profesionalismo” que dijo qué tu equipo esta mojado y no se puede reparar.

Pero no debe ser así, debemos entender que, NO SE ES UN TRABAJO, o más bien, no se es lo BIEN con lo que se realice una actividad.

De inicio es difícil vivir con la idea de estar encasillado por una profesión y saber que cuando te preguntan, “¿a qué te dedicas?”, la respuesta ya te cataloga con un supuesto perfil (que está bien hasta cierto punto). Pero cuando te amarran a un nombre digamos El Doctor, El Contador, La Secretaria, El Mecánico, El Ingeniero, te ligan a una tanda de características buenas y malas que son difíciles separarse de ellas. Como ingeniero es complicado decir que me gusta escribir poesía y sobre todo que me encanta cocinar sin dejar un dejo de que me equivoque de profesión.

Uno debe de enfrentar a los jueces que piensan que por no hacer bien tu trabajo ya eres una persona despreciable, el que no guste la manera en el que acomodas tus documentos, organizas tus actividades o reorganizas a tu gente los hace pensar que fuera de ahí todo lo haces mal… y eso es ridículo.

Como ejemplo tenemos el mundo de la música. Al ir a muchos conciertos a lo largo de mi vida y haber trabajado un tiempo en el IMER (Instituto Mexicano de la Radio), tuve la oportunidad de conocer y conversar con algunos músicos que admiro, algunos de los cuales resultaron pedantes y detestables, y no por eso tire sus discos, no por eso deje de ser FAN de su trabajo. En cambio, por amistades me dieron el "honor" de conocer en una fiesta a Cristian Castro, y puedo decir que resultó ser una persona de lo más amable y agradable… y no por eso comprare un disco suyo. 
NO  ME  GUSTA  SU  TRABAJO.

CSR





miércoles, 11 de febrero de 2015

Mil y un formas de joder una declaración de Amor

—Te amo.
—No empieces.

—Te amo.
—Perdón.

—Te amo.
—¿Y qué quieres que haga?

—Te amo.
—A ver.

—Te amo.
—No te atrevas.

—Te amo.
—Pues ya qué.

—Te amo.
—Ahorita no, gracias.

—Te amo.
—Me avisas cuando acabes.

—Te amo.
—¿Pero por qué? ¿Yo qué te hice?

—Te amo.
 —¿Qué quieres?

—Te amo.
—RECAPACITA, RECAPACITA.

—Te amo.
—¡No te pases de verga!

—Te amo.
—I am Groot.

—Te amo.
—No mames.

—Te amo.
 —¿Para qué?

—Te amo.
—Yo también me amo.

—Te amo.
—No es mi culpa.

—Te amo.
—Estas en problemas.

—Te amo.
—Deberías ir a terapia.

—Te amo.
—Da igual.

—Te amo.
—Ya se te pasará.

—Te amo.
—Voy a hacer de cuenta que no escuche eso.

—Te amo.
—¿Y?

—Te amo.
—Es lógico.

—Te amo.
—No te culpo.

—Te amo.
—No me asustes.

—Te amo.
—Eso no existe.

—Te amo.
—Piensa en otra cosa.

—Te amo.
—¿Por qué lo arruinas?

—Te amo.
—Es ilógico.

—Te amo.
—Discútelo con mi abogado.

—Te amo.
—No me presiones.

—Te amo.
—Deberíamos darnos tiempo.

—Te amo.
—Después no quiero reclamos.

—Te amo.
—¿Qué hice mal?

—Te amo.
—…

—Te amo.
—Platícalo con tu almohada.

—Te amo.
—Que horror!!

—Te amo.
—Me tengo que ir.

—Te amo.
—Suerte para la próxima.

—Te amo.
—Disculpa, tengo una llamada.

—Te amo.
—No me conoces.

—Te amo.
—Cuéntame más.




CSR y colabo...



martes, 3 de febrero de 2015

Espasmos

“—No tendrías que sentirte mal —me dicen— tú lo diste todo, hasta hiciste más de lo que deberías haber hecho… no lo entiendes, imagínate sí te sientes así, como se han de sentir los que realmente cometieron un error, los que en verdad lo hicieron mal, los que si lo echaron a perder”.


Dichosos aquellos, los que cometieron un error,
dichosos los que lo hicieron mal, los que echaron todo a perder.
Porque ellos, tienen la fortuna de poder enmendar sus errores.
Pueden arrepentirse, regresar para decir lo siento.
Tienen la virtud de poder resarcir el daño que hicieron.
Talvez por cosa del destino 
no puedan hacerlo con la persona con quien lo hicieron mal,
pero la siguiente en su vida tendrá la fortuna 
de tener a una persona renovada.  


En cambio, el supuestamente haberlo dado todo,
me condena a cargar con el peso de ser yo mismo.
Darlo todo, y pensar que si fui rechazado por esas cosas,
entonces esas cosas no están bien en mi vida.
Al notar como poco a poco se fue desacreditando mis virtudes 
y capacidades como ser humano.
Siento que desde ahora cada vez tengo que ser menos yo.

El sentir que mi esfuerzo no era bastante e ir dejando más,
hasta el grado de abandonar otras cosas que me importaban, 
incluyendo personas, me hace pensar en lo poco que tengo.
Para que al final, en el punto donde me encuentro vacío, 
siga sin ser suficiente.

Estoy condenado a pesar que cuando recupere el amor vacío 
y quiera conquistar nuevamente,
tengo que fingir ser alguien que no soy…
Y no se trata de fingir, pero yo, “el yo completamente auténtico”,
reclamado por el orgullo y la prepotencia,
fui perdiendo la fe en mí mismo.
Y temo que al intentarlo nuevamente, inconsciente, ofreceré menos.
Hasta que simplemente daré lo mínimo, solo una parte.


El que no estés no es realmente lo que me preocupa,
Si no que se me haya acabo el amor por haberte dado tanto.


CSR