Y va de nuevo...
el finissimo comentario (Basado en un texto del 01/07/2008)
el finissimo comentario (Basado en un texto del 01/07/2008)
Siempre es
un buen momento para ir a ver lucha libre, y más cuando el que organiza dice que
será en las primeras filas de una función estelar en la Arena México.
Desde niño
fui un gran fanático de la lucha libre, un tío exluchador siempre nos daba
cátedra de llaves y personajes legendarios. Mi afición a cambiado según la
etapa de mi vida, pero nunca me ha dejado de fascinar la magia que envuelve
este deporte.
Un amigo
aprovecho una oportunidad para comprar los boletos que nos dejarían en tercera
fila, esquinados, a un costado de los comentaristas, justamente mi asiento
quedaba suficientemente cerca para poder comentar las llaves, los lance y todo
lo referente a la función con un sorpresivamente amigable Arturo “Rudo” Rivera
(comentarista de televisión).
Comenzó la función.
Los golpes, gritos y gestos de dolor provenientes del ring, hicieron cambiar nuestros
estados de cansancio laboral por expresiones de ánimo y adrenalina para apoyar
el gladiador en turno. El estar tan cerca nos brindó además, la oportunidad de
ver como una chica confrontaba directamente a los luchadores, provocando risas
y burlas de los asistentes, así como el comentario oportuno del Rudo Rivera
fuera de cámaras: “Ya cállate, pinche borracha”.
Las luchas continuaban. Al terminar el cuarto enfrentamiento se realizó un receso en la Arena, pausa que me mostró una escena tan emotiva que a la fecha me sigue produciendo dificultad tratar de explicarla. Lo intentare.
Al retirarse los luchados del encuentro, en donde, los rudos comandados por el Misterioso se habían llevado la victoria, subió el presentar al ring para anunciar que se realizaría un homenaje a Luchadores de los 50s y 60s.
En traje de
gala aparecieron 6 ó 7 veteranos. Gladiadores retirados que ya mostraban tener bastantes
años tras las espaldas. Desfilaron por la pasarela para subir al ring, donde recibieron
cada uno un diploma que los conmemoraba como “leyendas de la luchas”, o algo así…
El público no ofreció mucha atención… Uno por uno fueron presentados para
recibir su respectiva tanda de aplausos.
Justamente
enfrente de mi (en segunda fila), junto a un asiento vacío, una anciana, setenta
años minino, una viejita que a primera vista había llamado mi atención, porque
parecía que asistía sola a la función de ese día. Esta mujer, se levantó al
escuchar que el presentador nombraba a: “Tony López”.
Ya de pie, la señora dejo ver con los brazos extendidos a lo alto una media cartulina blanca donde sin más glamour que unas letras escritas con plumón azul donde decía, “Tony López” junto a una estrella no bien definida. El retirado luchador como ignorando el resto de los aplausos del público, se acercó a la esquina del ring para mediante una seña agradecer el cartel.
Ya de pie, la señora dejo ver con los brazos extendidos a lo alto una media cartulina blanca donde sin más glamour que unas letras escritas con plumón azul donde decía, “Tony López” junto a una estrella no bien definida. El retirado luchador como ignorando el resto de los aplausos del público, se acercó a la esquina del ring para mediante una seña agradecer el cartel.
Una escena muy sencilla, tal vez demasiado sencilla para los
demás, me dio mucho que pensar. No estoy acostumbrado a ver con interés expresiones
de afecto y mucho menos a impactarme con ellas… Pero bueno, quizá a eso se
refiere la película “LA MEJOR DE MIS BODAS” cuando en la canción final el
protagonista le canta a la chica: “lo único que deseo, es envejecer contigo”.
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