domingo, 4 de septiembre de 2016

Maratón 2016 "I"

Cansado a más no poder, vacío de cabeza, de cuerpo, de fuerzas, de todo. Con los sentimientos cruzados. Baje mi tiempo, no como lo hubiera querido, pero logre romper mi record.

Esta carrera me costó, más de lo que imagine, más que el primer año. Me recordó que no estoy hecho para esto, que correr es para la gente finita y aerodinámica no para mí, pesado… pero en fin, lo disfruto. 

Me prepare mucho, en especial los últimos meses, estaba motivado, quise bajarle 20 minutos a mi tiempo, me sentía listo y emocionado, y así fue más de la mitad de la carrera. Llevaba una hoja donde anote los tiempos aproximados que tenía que llevar en cada kilómetro y rendí así hasta el K29 donde me dolió un riñón, nunca (en competencia) me había dolido un órgano interno, recupere y seguí, al K33 me volvió a doler, ahora fue devastador, me obligo a orillarme, casi me desmallo, perdí la visión por 2 segundos, me entro la desesperación, quise abandonar, camine, no sé cuánto estuve así, después, el dolor lo había perdido pero la idea de que regresara no me permitía continuar a ritmo, trotaba a la meta mientras me convencía de que “bueno, no puedo ya bajarle 20 que sean 10”, pero ya mi ritmo de carrera no me iba a permitir ni eso. A 5 kilómetros de la meta me llego la frustración, no solo no bajaría mi tiempo si no que haría más de 5 horas si seguía a ese ritmo. Comencé a correr, ya no tenía piernas, no tenía cabeza, no pensaba en nada, no quería defraudarme tantos meses de entreno. Me costó agarrar ritmo, mucho, pero por fin los últimos 3 kilómetros los hice a ritmo de los primeros 3. Ya no quise tomar nada, no pensaba en nada solo en llegar a tiempo. Cruce la meta, 3 minutos menos que el año pasado. Termine con uno de mis escenarios positivos plantados al inicio. 

Me costó sangre y lágrimas, esas lagrimas que iban saliendo de mis ojos después de recibir la medalla y todo el recorrido que me eche caminando hasta el metro Copilco; no de tristeza ni alegría, era la forma que tenía el cuerpo de decir, “ya no me queda más”, ni energía ni ideas ni nada, ayer lo deje todo en esos 42 kilómetros.

Hoy, sigo agotado.