jueves, 20 de febrero de 2014

Dios bendiga a los celosos

Y va de Nuevo… (11 de Febrero del 2009) 

el finissimo comentario   


Parece que las personas ya no quieren sentir, temen sentir. A veces me parece que en estos tiempos de “modernidad” la gente le tiene miedo a vivir las emociones que les da su ente. La gente corre por una pastilla, inyección, cualquier cosa para dejar de sentir. Los más exagerados evaden la realidad con un disfraz de valentía para poder aspiran piedras, oler estopas, perforan sus venas, quemar hierva. Otros, simplemente ante una declaración absoluta por dejar de sentir, corren a ver un psicólogo, como quien espera exorcizar un fantasma que divaga en su cabeza, encontrar respuestas y que estas los lleven a un estado que ellos declaran como normalidad.

En estos tiempos donde al percatarse de cualquier sensación extraña la gente escapa. Doy gracias por los que todavía sienten celos. El único sentimiento del que no puedes huir, porque cuando entras en él, la percepción cambia tanto que no encuentras salida más que llegar a tu límite.

Dios bendiga a los celosos,
que ante una situación de crisis son capaces se abandonar todo,
trabajo, escuela, amigos, familia.
Con tal de cumplir su cometido.

Dios bendiga a los celosos
que no pueden dormir por las noches
y se arrastran por las mañanas
con una maraña de ideas en la cabeza.

Dios bendiga a los celosos,
que rompen cosas,
engañan,
se desquitan y buscan venganza.

Dios bendiga a los celosos,
que disfrazados con una máscara de enamorados,
pierden conciencia,
claridad del tiempo y percepción del lugar.

Dios bendiga a los celosos,
que olvidan que están vivos, que son humanos,
lo dejan de lado,
y vuelven a tener sueños y promesas por cumplir.

Dios bendiga a los celosos
que creen que están enamorados.

Dios bendiga a los celosos,
quienes sin ninguna barrera,
se expresan, se arriesgan, se comprometen a su decisión,
sin más límite que el triunfo o el fracaso total.

Dios bendiga a los celosos,
que creen que no son celosos
y se mueren por dentro.

Dios bendiga a los celosos,
que no pueden huir a sentir celos.


CSR




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