domingo, 18 de agosto de 2013

Tony

Y va de nuevo...
el finissimo comentario      (Basado en un texto del  01/07/2008)


Siempre es un buen momento para ir a ver lucha libre, y más cuando el que organiza dice que será en las primeras filas de una función estelar en la Arena México.

Desde niño fui un gran fanático de la lucha libre, un tío exluchador siempre nos daba cátedra de llaves y personajes legendarios. Mi afición a cambiado según la etapa de mi vida, pero nunca me ha dejado de fascinar la magia que envuelve este deporte.

Un amigo aprovecho una oportunidad para comprar los boletos que nos dejarían en tercera fila, esquinados, a un costado de los comentaristas, justamente mi asiento quedaba suficientemente cerca para poder comentar las llaves, los lance y todo lo referente a la función con un sorpresivamente amigable Arturo “Rudo” Rivera (comentarista de televisión).

Comenzó la función. Los golpes, gritos y gestos de dolor provenientes del ring, hicieron cambiar nuestros estados de cansancio laboral por expresiones de ánimo y adrenalina para apoyar el gladiador en turno. El estar tan cerca nos brindó además, la oportunidad de ver como una chica confrontaba directamente a los luchadores, provocando risas y burlas de los asistentes, así como el comentario oportuno del Rudo Rivera fuera de cámaras: “Ya cállate, pinche borracha”.



Las luchas continuaban. Al terminar el cuarto enfrentamiento se realizó un receso en la Arena, pausa que me mostró una escena tan emotiva que a la fecha me sigue produciendo dificultad tratar de explicarla. Lo intentare.

Al retirarse los luchados del encuentro, en donde, los rudos comandados por el Misterioso se habían llevado la victoria, subió el presentar al ring para anunciar que se realizaría un homenaje a Luchadores de los 50s y 60s.

En traje de gala aparecieron 6 ó 7 veteranos. Gladiadores retirados que ya mostraban tener bastantes años tras las espaldas. Desfilaron por la pasarela para subir al ring, donde recibieron cada uno un diploma que los conmemoraba como “leyendas de la luchas”, o algo así… El público no ofreció mucha atención… Uno por uno fueron presentados para recibir su respectiva tanda de aplausos.

Justamente enfrente de mi (en segunda fila), junto a un asiento vacío, una anciana, setenta años minino, una viejita que a primera vista había llamado mi atención, porque parecía que asistía sola a la función de ese día. Esta mujer, se levantó al escuchar que el presentador nombraba a: “Tony López”.

Ya de pie, la señora dejo ver con los brazos extendidos a lo alto una media cartulina blanca donde sin más glamour que unas letras escritas con plumón azul donde decía, “Tony López” junto a una estrella no bien definida. El retirado luchador como ignorando el resto de los aplausos del público, se acercó a la esquina del ring para mediante una seña agradecer el cartel.

Una escena muy sencilla, tal vez demasiado sencilla para los demás, me dio mucho que pensar. No estoy acostumbrado a ver con interés expresiones de afecto y mucho menos a impactarme con ellas… Pero bueno, quizá a eso se refiere la película “LA MEJOR DE MIS BODAS” cuando en la canción final el protagonista le canta a la chica: “lo único que deseo, es envejecer contigo”.


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